¿Y COMO NOS PENSAMOS EL ESPACIO GEOGRÁFICO?
Hoy les presentaré a un teórico desde la geografía Humana su
nombre es Gustavo Montañez, el señor acá presente es doctor en Geografía de la
University of Florida, su formación es ingeniero geógrafo de la Universidad
Tadeo Lozano, es decir hecho en Bogotá. El profe que les voy a presentar es un
duro en pensamiento geográfico y es docente reconocido de la Universidad
Nacional de Colombia, su teoría es un viaje total pues nos muestra como los
elementos físicos que constituyen el espacio geográfico interactúan entre si
por medio de diferentes relaciones que construimos sobre el espacio y que
intervienen sobre nuestra cultura, es importante resaltar que dicha
interpretación platea una relación diferente entre hombre-naturaleza cuestión
que se hace pertinente señalar para los serios conflictos ambientales que
acontecen actualmente en nuestro territorio. Es necesario entonces dada
la reflexión pensarnos sobre la historia de la humanidad y la transformación
del espacio geográfico como categorías que están íntimamente relacionadas. Así
lo manifiesta profe Gustavo en su reflexiones.
En la medida en que los humanos han ido comprobando la finitud del
planeta en que viven y que casi todos los rincones donde habitan están ya interconectados
por las comunicaciones y los mercados, parecen inquietarse más que nunca antes
por el presente y el futuro de sus espacios y territorios. Desde comienzos del
último cuarto del siglo XX ha crecido en el mundo un interés renovado alrededor
de este tema por parte de muchos pensadores de la sociedad, de la cultura y de
la naturaleza.
Este renacimiento de la metáfora espacial sucede al mismo tiempo
en que todo el planeta es escenario de la intensificación de ciertos fenómenos ambientales,
económicos, culturales y sociales, cuya interconexión es cada vez más estrecha.
Todos estos procesos complejos provocan tendencias a veces contradictorias, dependiendo
de sus escalas de acción espacial y de la naturaleza de las relaciones entre
ellas. En general, las lógicas y los efectos de la acción no ocurren sin solución
de continuidad en los distintos ámbitos, trátese de un lugar, una localidad,
una región subnacional, un país, una región supranacional o el mundo entero.
El estudio del espacio y el territorio exige un esfuerzo
importante por identificar y precisar una mínima base teórica y conceptual, sin
la cual es grande el riesgo de perderse en la infinita trama de diversidad y
complejidad de este campo de estudio. Las consideraciones que aquí se hacen
están basadas en una selección y formulación de algunos elementos teóricos
fundamentales para la reflexión.
¿Y QUÉ ES EL ESPACIO GEOGRÁFICO?
Sack (1997) recuerda que los humanos son seres geográficos. Quiere esto decir que los humanos transforman la Tierra para convertirla en su casa, pero al hacerlo se transforman ellos mismos no sólo mediante la propia acción que implica esa transformación, sino también por los efectos que esa Tierra transformada ocasiona sobre la especie y la sociedad humanas.
Así, nuestra naturaleza geográfica
nos mueve a darle forma espacial al mundo y ese mundo moldeado nos transforma
de muchas maneras, sin que a menudo seamos conscientes de ello. Por ello, desde
el punto de vista geográfico, la historia de la humanidad se interpreta como la historia de la apropiación y
transformación de la Tierra, en especial
de su biosfera, a través de la acción de las sociedades humanas. Y, por
otro lado, se entiende también como la historia de la transformación de los
humanos debida a los efectos de la apropiación y transformación del espacio y
la biosfera terrestre.
El espacio geográfico, en
apariencia sólo sensible y hasta banal, contiene gran complejidad tanto por
tener un contenido relacional, complejo, funcional e histórico como por ser un
medio holístico muy particular que expresa la extraordinaria dinámica e
interacción social, económica y cultural de los pueblos. Estos pueblos,
localizados siempre en porciones particulares de la superficie de la tierra y
haciendo uso de sus formas de organización social y política, se han valido de
los elementos y atributos físicos y ambientales de su entorno, y de los
recursos de otros pueblos, además de las interacciones culturales con ellos,
para andar determinados procesos históricos y geográficos que, a su vez,
impulsan la creación de nuevas condiciones de posibilidad espacial y
territorial para esas mismas sociedades. Este proceso continuo de la humanidad
en la faz de la Tierra ha estado mediado a través de la historia por los
progresos técnicos y, por la evolución de las lógicas de las formas de
organización social y productiva.
Dado que la cotidianidad de los
humanos ocurre en el espacio geográfico, éstos se forman una primera noción de
ese espacio a partir de las espacialidades vividas. No es común trascender dada
una teorización o conceptualización de esas espacialidades. Por ello, desde el
punto de vista pedagógico, una transición de la noción al concepto de espacio
geográfico sólo se logra mediante un proceso de construcción conceptual que
requiere un trabajo sistemático a lo largo de la educación básica, media y
superior.
La noción de espacio geográfico
que aquí proponemos dista de la concepción que la tradición educativa en
nuestro medio le ha otorgado no sólo en la educación básica y media del país,
sino incluso en la educación superior. Predomina en esa tradición un atisbo
apenas dirigido a la naturaleza física de la superficie terrestre, con una
mirada casi muerta tanto del espacio como de las espacialidades. Contrario a
esa tradición, el espacio geográfico se concibe hoy como una categoría social e
histórica que abarca los procesos y los resultados de la acumulación histórica
de la producción, incorporación, integración y apropiación social de
estructuras y relaciones espaciales en la biosfera terrestre.
¿Y QUE ES EL TERRITORIO?
Hasta aquí hemos evadido de manera
deliberada una alusión directa o enfática de las dimensiones poUtica y afectiva
del espacio geográfico, cuestión absolutamente inevitable cuando hablamos de
territorio. La palabra territorio se deriva de las raíces latinas térra y
torium, que conjuntamente significan la tierra que pertenece a alguien (Lobato
Correa, 1997). El territorio es, por tanto, un concepto relacional que insinúa
un conjunto de vínculos de dominio, de poder, de pertenencia o de apropiación
entre una porción o la totalidad de espacio geográfico y un determinado sujeto
individual o colectivo.
De ahí que cuando designamos un
territorio siempre estamos asumiendo, aun de manera implícita, la existencia de
un espacio geográfico y de un sujeto que ejerce sobre él cierto dominio, una
relación de poder, una calidad de poseedor o una facultad de apropiación. La
relación de pertenencia o apropiación no se refiere sólo a vínculos de
propiedad sino también a aquellos lazos subjetivos de identidad y afecto
existentes entre el sujeto y su territorio.
Ese sujeto individual o colectivo
contiene generalmente una porción de poder suficiente para incidir en la
transformación de ese territorio. El territorio es, pues, el espacio geográfico
revestido de las dimensiones política, identitaria y afectiva, o de todas
ellas. La historia de la humanidad está llena de luchas y transformaciones territoriales.
Ha pasado por diferentes fases según la preeminencia de determinados sujetos
territoriales: desde el predominio de los territorios de las comunidades
primitivas, seguido por los territorios de los imperios de la antigüedad, los
territorios de los pueblos bárbaros, los territorios de los señores feudales y
de la nobleza de la edad media, los territorios de los imperios prehispánicos y
los territorios coloniales, hasta el surgimiento de los territorios de los
Estados-Nación a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, y los
territorios contemporáneos de las grandes empresas transnacionales del período
de la globalización.
Con respecto al territorio de los
Estados-Nación, no se debe olvidar que éste es uno de los elementos básicos de
la nacionalidad en el mundo occidental. Mientras que fuera de Occidente,
principalmente en Europa Oriental y Asia se desarrollo un modelo de nación
distinto, basado en una concepción étnica y genealógica de la nación,
destacando la comunidad de nacimiento y la cultura nativa, donde una nación es
ante todo una comunidad de linaje común, en Occidente, según Smith (1997), los
componentes del modelo estándar de la identidad nacional son un territorio histórico,
una comunidad politíco-legal, la igualdad político-legal de sus integrantes, y
una ideología y cultura cívica colectivas. En el mismo sentido, otros autores,
refiriéndose a estos mismos componentes de la identidad nacional, coinciden en
describirlos así: un territorio histórico, unos recuerdos históricos y mitos
colectivos, una cultura de masas pública y común para todos, unos derechos y
deberes legales e iguales para todos los miembros, y una economía unificada que
permita la movilidad territorial de sus miembros.
PARA REFLEXIONAR...
¿Es nuestro barrio un territorio, porque?
¿Como relacionamos los aportes del profe Gustavo a nuestras vivencias cotidianas en nuestro barrio?
¿Si fueras un investigador social y tuvieras que hacer una caracterización del territorio (barrio) que tendrías en cuenta a la hora de mostrar resultados?
VÍDEOS PERTINENTES.....
RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS DEL COMPONENTE Nº 1
PREPARACIÓN
1. C
2. A
3. D
4. C
5. B
6. B
7. D
8. D
9. C
10. D
EVALUACIÓN
1. D
2. B
3. A
4. D
5. C
6. D
7. B
8. A
9. A
10. C


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Pues a la final las respuestas no son tan importantes, lo importante es que se haya aprendido algo, la información esta bien severa, me trama resto lo de las culturas. La historia es nuestro fundamento de ser social hoy en dia.
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