Hola a todos, espero que el material acá presentado pueda ser útil para mejorar el contenido visto en clase, recuerden que el éxito de la prueba recae sobre la responsabilidad que cada uno asuma para el alcance de los objetivos. La información tomara como pauta la reflexión de diferentes teóricos de las ciencias sociales sobre las categorías conceptuales que se definieron en los tres módulos, además de la linea de profundización de violencia y sociedad. Deben tener en cuenta que esto no se trata de ninguna ideología pues lo que busca es reflexionar sobre nosotros mismo y el mundo que habitamos, esta abierto a cualquier aporte en cualquier medio, este aporte de brindar elementos para argumentar posiciones contrarias o semejantes de manera ética y responsable.
Esta información esta acompañada por material audiovisual que apoyará las reflexiones producto de las lecturas y los diálogos hechos en clase, esta abierta a cualquier tipo de reflexión o idea que pueda contribuir al acrecentamiento y potencia del ejercicio. Espero esto pueda contribuir no sólo a su ejercicio formativo referente a la académico sino que además pueda centrar sus reflexiones como sujetos sociales e individual. A mi en particualr me encanto conocerlos y espero poder haber contribuido a su proceso formativo les deseo buena vibraaa para el camino que empiezan y espero volverlos a encontrar pronto, no olviden que estoy en la red cualquier inquietud por ese medio...Suerteeeee puesssssssssssss
NOTA me cuentan como le fue en el examen
ATT
Jorge Buitrago
lunes, 8 de julio de 2013
COMPONENTE 3: TIEMPO Y CULTURAS
....QUIENES PIENSAN SOBRE EL TEMA....
El mundo de hoy evidencia profundos cambios sociales la cultura
juega un papel relevante para el entendimiento de lo complejo donde los
problemas sociales acuden a explicaciones más profundas sobre las
características que la rodean. Son varios los autores que permiten dar valor a
la noción cultural como una categoría relacional, Arturo Escobar, Michael
Foucault, Simon Bauman, Pierre Bourdieu, entre otros, permiten entender como
los mecanismos para la toma de decisiones, creencias y valores juegan un
papel vital a la hora de entender los comportamientos humanos.
La
reflexión sobre este componente esta orientada por el profesor Augusto Ángel
Maya, filosofo y pedagogo Manizalita realizó estudios en Italia allí obtuvo un
doctorado en Historia de la Universidad Gregoriana de Roma; este pensador
comienza, hacia 1977 a investigar los conceptos, vida, ser humano, sociedad,
cultura y dios, en la filosofía desde la grecia antigua hasta nuestros días,
para poder comprender la inquietante problemática ambiental que se visibilizó
ante la intelectualidad europea y latinoamericana.
INTRODUCCIÓN
AL LIBRO “EL RETORNO DEL ÍCARO” DE AUGUSTO MAYA ANGEL
Este ensayo no debería tener introducción. El esfuerzo de
construir una filosofía desde un punto de vista ambiental debería valerse por
sí mismo. Sin embargo, no es así, y ello por dos razones principales. Ante
todo, porque la crisis ambiental suele verse con una mirada reduccionista, como
si fuese un problema exclusivamente técnico o, a lo más, económico y social,
pero no necesariamente filosófico. En segundo lugar, porque la filosofía está
ligada, por el anclaje platónico, a la trascendencia y ha tenido gran
dificultad en acercarse a la comprensión inmanente de la naturaleza y el
hombre.
Ambas razones están íntimamente ligadas. Si la filosofía no ha encarado
seriamente la problemática ambiental, se debe en parte al hecho de que sigue
impulsada por su propia inercia, sin preocuparse por los aspectos aledaños del
mundo material. Éste, por otra parte, tiene también su propia inercia. Nos
hemos ido acostumbrando a creer que los cambios no traen transformaciones ideológicas.
Todo se resuelve con una simple innovación técnica o con algunas mínimas
reformas económicas. Esta dicotomía entre praxis y pensamiento es quizás uno de
los síntomas más preocupantes de la esquizofrenia actual de la cultura.
No es posible, sin embargo, afrontar la crisis ambiental sin una profunda
reflexión sobre las bases mismas de la civilización. El individuo se asoma a la
naturaleza mediado por una red de símbolos e instituciones culturales que
definen en gran medida el sentido de su actividad. La crisis no podrá superarse
solamente con un recetario tecnológico o con algunas medidas fiscales que incluyan
en la contabilidad los costes ambientales. Aunque en gran medida las soluciones
se hayan constituido en negocio, la simple rentabilidad de las empresas no
logrará romper el círculo de la degradación del medio.
Para superar la crisis ambiental es necesario formular las bases de
una nueva cultura. Es una tarea difícil pero no inalcanzable. El hombre se ha
visto muchas veces sometido a la exigencia de cambios culturales profundos que
involucran no solamente la superficie tecnológica o el tejido social, sino
igualmente ese extraño tejido simbólico que le permite a la cultura
reproducirse y luchar por sobrevivir. El cambio del paleolítico al neolítico
vio morir no solamente las tecnologías de caza, sino también a los dioses ancestrales.
La filosofía jonia surgió como una exigencia de cambio cultural frente a
símbolos que no correspondían a las nuevas circunstancias sociales.
En la actualidad se siente cada vez con mayor urgencia la
necesidad de legislaciones más radicales para controlar el deterioro del medio.
Por lo general, los cambios en la norma jurídica son precursores de nuevas
prescripciones éticas y de profundas renovaciones filosóficas. La filosofía
jonia fue en parte una respuesta a los profundos cambios que introdujeron los
juristas griegos durante el siglo vii a.C., y Aristóteles renació en el siglo XIII
para dar base filosófica al nuevo derecho de las comunas. Si los legisladores introducen
los conceptos de propiedad privada o de libertad individual, la filosofía tiene
que justificarlos.
Estamos quizás en un momento similar. Las normas éticas y jurídicas
han sido construidas en Occidente sobre la base de una naturaleza sometida.
Según la filosofía kantiana sólo el hombrees sujeto de derecho. ¿Supone ello
que el hombre puede transformar a su entero arbitrio el medio natural? ¿Cuáles
son los límites de la acción humana, vistos ya no solamente desde el punto de vista
de la organización social, sino también a partir de su relación con las leyes
que rigen la naturaleza? Y si existen esos límites, ¿significa ello que el
hombre tiene normas externas a su propia organización social? ¿Hasta qué punto
una respuesta positiva puede remover los cimientos de la filosofía occidental,
anclada en la dicotomía entre hombre y naturaleza?
Preguntas como éstas pueden multiplicarse y quizás el lector se
formulará muchas de ellas en su recorrido por estas páginas. Aquí no se
pretende ni hacerlas explícitas ni formularlas todas, y menos aún
solucionarlas. El único propósito de este ensayo es abrir camino a la
investigación filosófica, sugiriendo posibles esquemas de interpretación. No es
una empresa fácil y posiblemente algunas de las vías propuestas se hundan en
sus propias aporías. Si se parte del principio de que la realidad es
contradictoria, hay que concluir que el pensamiento también lo es. No se
pretende, por tanto asentar un sistema homogéneo y sin fisuras y se espera que
todos aquellos que se interesan por el pensamiento ambiental avancen en la
interpretación, recorriendo el camino tortuoso de las contradicciones.
En los volúmenes anteriores de la presente serie quedaron
sugeridas algunas pautas de interpretación de la filosofía tanto griega como
moderna. La filosofía ambiental debe cimentarse sobre bases históricas. No es
posible desprenderse de la herencia cultural como si se tratase de una capa de
peregrino. Es indispensable reconocer los límites y las posibilidades que
ofrece la historia del pensamiento para tejer las bases de una nueva visión.
Este último ensayo intenta avanzar en esta difícil y paciente tarea. Mientras no
se consolide un nuevo sistema filosófico es muy difícil avanzar en soluciones
sistémicas e interdisciplinarias para solucionar la crisis ambiental.
La hipótesis básica que se maneja en este ensayo es que la
relación conceptual del hombre con la naturaleza sufrió una profunda inversión
desde el nacimiento de la filosofía platónica y que de allí provienen en gran
medida los “malestares de la cultura”. Hasta Platón el planteamiento era claro.
La filosofía jonia había empezado a investigar la naturaleza como una realidad
autónoma y al hombre como parte de la misma naturaleza. Todo ello cambió con el
vuelco platónico. Sobre los presupuestos asentados por Pitágoras y Parménides,
Platón construye un sistema ideológico invertido en el que la naturaleza pasa a
ocupar un lugar dependiente y en el que el hombre sufre la dolorosa ruptura de
su unidad entre alma y cuerpo, entre sensibilidad e inteligencia. Este sistema
no podía sostenerse en el terreno exclusivamente filosófico, pero fue
fortificado por el dogma cristiano y en esta forma pudo dominar el tinglado
ideológico durante dos milenios.
Dos milenios, sin embargo, en los que la unidad monolítica del dogma
platónico se vio asediada por diversos asaltos. Ante todo, el renacimiento de
la filosofía aristotélica, que sirve de vertiente para el descenso hacia las
realidades terrenas. Luego, el asalto de la sensibilidad renacentista, al que
posiblemente no se le ha dado el suficiente valor como restaurador de la visión
sensitiva del hombre y de su capacidad fruitiva. Más tarde, la revolución de la
ciencia moderna, que organiza de nuevo la realidad sobre los modelos inmanentistas
de la filosofía jonia. Por último, el paso decisivo hacia la reconquista de lo
cotidiano y de lo trivial en el arte moderno.
En este descenso, que quizás sea un ascenso, la filosofía no ha logrado
orientarse con facilidad. Era indispensable salir de la caverna platónica, pero
ésta se hallaba ensamblada en el cuerpo del dogma cristiano y la religión era
difícilmente atacable desde las murallas de la razón. De allí las vicisitudes y
los titubeos. El salto hacia afuera tuvo que venir de un judío sefardita que,
para lograr articular de nuevo al hombre con la naturaleza y para defender las
bases del conocimiento científico, tuvo que introducir a dios en la inmanencia.
Era la única manera de establecer una ética humana en el contorno de las leyes
naturales. Sin embargo, en esta aventura se perdía una de las prerrogativas
políticamente más importantes del hombre, la libertad.
La reacción cultural no se hizo esperar y Kant va a restaurar
parcialmente la visión platónica del mundo. En la filosofía kantiana se
consagra la esquizofrenia cultural, es decir, la partición de la unidad humana
entre espíritu y naturaleza. De una parte, el dominio autónomo de la ciencia
que estudia la causalidad natural y, de otra, la autonomía trascendente de la
libertad que nada le debe a la naturaleza. Sin el kantismo el mundo moderno es
impensable.
Sobre esta base se construyen la ética y el derecho. Son un derecho
y una ética exclusivos del hombre considerado como libertad y, por lo tanto,
como ser autónomo, desvinculado de cualquier ligamen con el mundo de la
naturaleza. Pero al mismo tiempo se construye una ciencia autónoma que le da al
hombre poder ilimitado sobre el reino de la naturaleza.
Es esa ruptura profunda la que ha socavado la relación del hombre con
el medio, contribuyendo en esta forma a la crisis ambiental moderna. Es
evidente que las causas de la visión no son exclusivamente ideológicas y que
detrás de ella se parapetan hombres de carne y hueso que defienden sus propios
intereses; pero es evidente también que los hombres acaban siendo manejados por
el haz de cuerdecillas simbólicas que se esconden en su pequeño programador. No
se puede negar, en nombre de los condicionantes económicos, el influjo
definitivo del mundo simbólico en la construcción y la conservación de la
cultura. La historia es una lucha de intereses, pero también es una aventura
simbólica.
Los esfuerzos por superar esa profunda dicotomía sirven sin duda
como ladrillos para la construcción de una filosofía ambiental. Quizás el
regreso más radical a la filosofía preplatónica es el realizado por Hegel,
quien no teme pensar de nuevo la realidad como flujo contradictorio y se separa
radicalmente de la lógica formal. Igualmente, su preocupación por reconstruir
el pensamiento, entendido como sistema, es un aporte valioso para una visión
unitaria de la naturaleza y el hombre. Hegel, sin embargo, no se desprende
totalmente de sus fantasías religiosas y ello se ve con claridad en la manera
como entiende el proceso de decadencia estética, desde lo divino hasta lo
trivial cotidiano.
Igualmente, la filosofía de Marx ensambla el esfuerzo del hombre por
transformar la naturaleza a través del trabajo y comprende la cultura como
transformación del medio natural. Su visión profética, sin embargo, se obnubila
en ocasiones debido a su entusiasmo por el progreso técnico, al que subordina
el cauce de la historia. Por último, Nietzsche es uno de los filósofos que han planteado
con más radicalidad la ruptura con la visión platónica del mundo, pero su
pesimismo lo lleva a contemplar la naturaleza con el desprecio del hombre y al
hombre con el desprecio de la naturaleza.
El pensamiento ambiental no puede basarse, sin embargo, solamente en
los aportes históricos de la filosofía. Tiene que construir sus bases partiendo
también de los avances de las ciencias. Ante todo, de los resultados inquietantes de la física, que han
ido construyendo una visión del mundo extrañamente similar a las elucubraciones
de la filosofía jonia. Un mundo finito, en expansión, regido por las leyes de
una causalidad determinística, pero bombardeado igualmente por la incertidumbre
del caos. Un mundo sometido férreamente a las leyes de la termodinámica, que remedan
la estabilidad del ser en la filosofía de Parménides. En segundo lugar, de los
aportes de la biología, que ha confirmado el sentido evolutivo de la realidad,
tal como lo había previsto Heráclito. Por último, es necesario recuperar el
inmenso aporte de la ecología, que ha intentado plasmar una visión unitaria de
la realidad.
Más allá incluso de los aportes de las llamadas ciencias
naturales, la filosofía tiene que plantearse algunos interrogantes que le llegan
desde el campo de la cultura. Tiene que repensar ante todo la situación misma
del hombre en el conjunto de la naturaleza. ¿Qué significa el paso evolutivo
hacia la construcción de la plataforma cultural? ¿Hasta qué punto la historia
del hombre es o no una “continuación de la historia natural”, como la
denominaba Marx? ¿Pertenecen acaso el hombre y la cultura a la naturaleza? Si ello
es así, habrá que replantear la definición de naturaleza que nos ha legado el
pensamiento filosófico.
Estas hipótesis son el tejido que articula los distintos temas
tratados en este ensayo. En cada uno de ellos se pretende examinar el sentido
que ha tomado la tradición filosófica, a fin de extraer las características que
pueden consolidar un sistema ambiental. Así pues, la historia del pensamiento
se observa en la perspectiva de cada uno de los temas tratados, y las
repeticiones son necesariamente obvias pero, más que repeticiones, son
variaciones sobre un tema central. Ante todo hay que replantearse la definición
de la filosofía. ¿Qué significa el pensar filosófico dentro de una perspectiva ambiental?
Para lograr un acercamiento al sentido de la filosofía hay que preguntarse, en
primer lugar, qué se entiende por “naturaleza”. Es una pregunta que ha tenido
distintas respuestas a lo largo de la historia y no todos los sentidos se
pueden ajustar
a un método ambiental de análisis. El tercer tema se refiere al significado
de la vida. ¿Acaso para explicarla hay que suponer bajo la materia un principio
espiritual de acción? Y si la vida es una emergencia del proceso evolutivo,
¿puede decirse lo mismo del hombre? ¿Acaso la capacidad racional hace del
hombre un ser independiente, alejado de los procesos naturales? El capítulo
cuarto intentará responder estos interrogantes. Pero el hombre no es solamente
un animal racional, sino también un ser sensible. El análisis de la
inteligencia y de la sensibilidad ocuparán los capítulos quinto y sexto. Ahora
bien, si se habla del hombre, hay que explicarlo como ser social, creador al
mismo tiempo que resultado de la cultura. Por último, el siguiente tema cerrará
la reflexión: esos compañeros permanentes del hombre que han sido los dioses.
Estas páginas sólo pretenden ser un impulso al esfuerzo
interdisciplinario. Todos estamos llamados a pensar el sistema cultural y, mas
allá de pensarlo, a construirlo. Este libro quiere ser una incitación a pensar,
pero también un impulso para actuar, porque ningún sistema cultural se
construye solamente con ideas, aunque también se construya con ideas. En este
último ensayo no se presenta ninguna orientación bibliográfica. Las ideas
expuestas son de orden personal. La citas y referencias a los distintos autores
están consignadas en los volúmenes anteriores titulados La razón de la vida*,
que rematan con el presente ensayo. Este trabajo se apoya, por tanto, en las
investigaciones anteriores.
....VIDEOS DE INTERES.....
Algunas ideas de Maya....
Aproximaciones del problema social desde una perspectiva biologisista....suena interesante......
RESPUESTAS COMPONENTE 3
PREPARACIÓN
1. D
2. A
3. A
4. D
5. D
6. A
7. B
8. B
9. C
10. B
EVALUACIÓN
1. C
2. D
3. C
4. D
5. B
6. A
7. C
8. C
9. C
10. B
COMPONENTE 2: PODER, ECONOMÍA Y ORGANIZACIONES SOCIALES
Las
transformaciones sociales que actualmente rodean nuestras vidas adquieren
sentido para la investigación social desde los continuos cambios relacionados
con el avance tecnológico, el surgimiento de nuevos actores sociales, el
desmembramiento de la familia tradicional centrada en un orden patriarcado, el
consumo y la individualización del individuo, la contaminación, el papel del
orden económico en la vida política, panorama que plantea nuevas posibilidades
conceptuales que hoy emergen para entender de manera compleja los asuntos que
atañen a un nuevo mundo; el derecho a ser diferente adquiere nuevas
dimensiones de orden cultural, político y hasta económico presentes ante un
orden económico que centraliza los intereses de muchos en unos y que no permite
potenciar el flujo de relaciones sociales que puedan dar solución a los serios
dilemas sociales en los que se sumerge la humanidad. La presente reflexión
busca hacer evidente como los cambios sociales acontecidos en la actualidad
re-plantean, re-definen y re-conceptualizan los conceptos por medio de los los
cuales los investigadores sociales entendían la realidad.
Ello
sugiere entonces pensar que los cambios sociales que marcan el mundo de hoy son
producto de un proceso que deviene en el surgimiento de nuevos actores
políticos, y en consecuencia nuevas formas de hacer política, que desborda
además esa mirada tradicional sobre ésta, que conlleva a creer que las únicas
formas validas de construir política estaban centradas en la relación
Estado/partidos políticos/sociedad civil. Hoy el papel de la noción cultural es
fundamental para la transformación política, pues la cultura deviene política
capaz de emerger con nuevas posibilidades de relación con el mundo,
planteamientos alternativos al modelo de desarrollo y nuevos esquemas de
organización que marcan un re-surgimiento de saberes localizados antes
invisibles para el modelo racional. Espero se diviertan, a continuación se
señalan algunos aportes de teóricos como Arturo Escobar y Leopoldo
Múnera.
¿Y QUIENES SON ESTOS MANES?
Arturo
Escobar es manizalita, ingeniero muy estudioso de las ciencias sociales su interés
se centra a partir de la pobreza que sumerge a Colombia, y tal vez en la
reflexión que todos hacemos cuando vemos como un país con los recursos que se
tienen crece más en su índice de pobreza. El Profesor presente tiene doctorado
en la Universidad de California en Filosofía, Política y planeación al
desarrollo “Allí
defendió el argumento de que el "Tercer Mundo" no es un fenómeno
realmente existente, dotado de una realidad objetiva, sino un campo de
intervención creado a partir de intereses geopolíticos de poder, sobre el que
se aplican unas determinadas tecnologías de gobierno. El "Tercer
Mundo" fue "inventado" después de la segunda guerra mundial, en
el marco de la guerra fría y de los intereses norteamericanos en América Latina
y las recién independizadas naciones de África y Asia.”
Su trabajo investigativo se
desarrollado en regiones Colombianas del pacifico apoyando diferentes luchas
por el territorio de las comunidades étnicas que allí habitan; además ha sido
docente de diferentes universidades Colombianas y extranjeras, actualmente
es docente invitado del doctorado en Antropología social de la universidad del
Cauca, pues ha estado muy cercano a la problemática indígena de esta zona.
LEOPOLDO MUNERA
Este señor es un hombre dedicado , es Abogado tiene máster en Desarrollo y en ciencia política y además en doctor en ciencia política. Su trabajo se centra en la actualidad política y toma como referencia el concepto de poder como una noción relacional que permite analizar los nuevos órdenes de movimientos sociales que emergen producto de diferentes relaciones sociales. Es además docente de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
¿Y
qué proponen?
El profe Leopoldo asume que hoy en día los cambios sociales llevan
a las categorías de análisis de las ciencias sociales a cambiar su definiciones
pues las transformaciones sociales así lo orientan, ello llevo a que el profe
Leopoldo a reflexionar sobre el concepto de poder y situarlo desde una
genealogía de su análisis, es decir una historia de su concepción; a continuación se presentan algunos aportes
interesantes:
De la fuerza al consenso
En 1922, cuando Economía y Sociedad se editó
por primera vez en alemán, Max Weber condenó al concepto de poder a vivir
dentro de las ciencias sociales como una categoría sociológicamente amorfa y
poco pertinente para comprender la sociedad. Unas líneas antes lo había
definido como la “probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una
relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento
de esa probabilidad” (Weber 2002: 43).
La condena de Weber implicó consecuencias inmediatas para el
estudio del poder; pues lo ubicó en el campo semántico de la violencia, de la
imposición pura y simple de la voluntad, y lo marginó del análisis de la
legitimidad. No sólo resaltó como irrelevante el fundamento de la probabilidad
que lo caracteriza, sino que excluyó de su comprensión la obediencia de quienes
quedan sometidos a la voluntad del poderoso. Igualmente, transformó el poder en
un acto unilateral de dominio, donde toda resistencia o intento de emancipación
es anulado en su origen, y limitó la aproximación sociológica al mismo,
contradictoriamente, al análisis de la dominación legítima.
Dos décadas después, en 1942, año de su muerte, Guglielmo Ferrero,
en su testamento intelectual, configuró una noción diferente del poder; el contraste entre Weber y Ferrero, entre la pura
imposición y la obediencia voluntaria como característica determinantes del
poder, encierra una de las dicotomías contemporáneas en la definición de este
concepto: la existente entre la fuerza y el consenso.
Tanto Ferrero como Weber compartían el interés y el
propósito de comprender y explicar la legitimidad política en virtud del
consentimiento; otorgado por quienes obedecen. No obstante, la diferencia entre
ellos no es puramente semántica. Escoger para tal efecto el poder o la
dominación como categorías analíticas y como medio heurístico, implica
restringir, en el caso de Weber, o ampliar, en el caso de Ferrero, la tensión
permanente entre la fuerza y el consenso, las dos características básicas del
símbolo más representativo de la política en la modernidad: el centauro
maquiavélico.
Aproximadamente treinta años después del trabajo de
Ferrero y medio siglo del de Weber, Hannah Arendt intentaría radicalizar la
tarea de ambos y excluir la fuerza y la violencia del ámbito del poder. Acusó a
la ciencia política de estar en una suerte de estado de postración analítica,
por no lograr diferenciar los conceptos de fuerza, violencia, poder, poderío y autoridad,
e incluirlos todos indiscriminadamente como medios que simplemente emplea el
ser humano para dominar a su prójimo.
De esta manera, Hannah Arendt convirtió el poder en
puro consenso, en una acción colectiva concertada que le otorga legitimidad al
apoyo activo o a la obediencia voluntaria dentro de una comunidad o asociación;
lo transformó en la expresión de una voluntad y un sentido comunes orientados a
conseguir objetivos colectivos y a realizar intereses generales en una
determinada sociedad.
Del
consenso a la fuerza
El reto analítico planteado por Marx, consistente en
comprender y explicar el poder desde una perspectiva que tiene como eje
fundamental la fuerza y no el consenso, fue retomado por Michel Foucault y
Pierre Bourdieu, provenientes de corrientes gnoseológicas y políticas
diferentes, que no se limitaban al marxismo.
Aunque Foucault manifestó expresamente que el
propósito de su trabajo no era el de analizar “los fenómenos del poder, ni el
de elaborar los fundamentos de tal análisis”, sino la “historia de los
diferentes modos por los cuales, en nuestra cultura, los seres humanos se
convierten en sujetos”; Foucault no define o caracteriza las fuerzas que en su
ejercicio constituyen el poder, pero, en una respuesta implícita a Arendt,
descarta que puedan ser limitadas al consenso o la violencia: “En sí mismo el
ejercicio del poder no es violencia ni tampoco un consentimiento que,
implícitamente, sea renovable. Es una estructura social de acciones posibles,
incita, induce, seduce, vuelve más fácil o más difícil: en el límite constriñe
o prohíbe absolutamente; sin embargo es siempre una manera de actuar sobre un
sujeto o unos sujetos actuantes en virtud de su actuación o su capacidad de
acción.
Capacidades
individuales y colectivas
En los albores de la modernidad política en
occidente, Hobbes definió el poder que tiene el ser humano como las facultades
del cuerpo o la inteligencia, poder original, o los medios e instrumentos para
adquirir bienes futuros, poder instrumental. En una época de desarrollo del capitalismo
mercantil, tal caracterización puso el énfasis en la propiedad por parte del
individuo de su propio cuerpo y de los bienes materiales o simbólicos.
Sin embargo, dicha propiedad no era entendida como
una apropiación real, sino como la facultad abstracta de todos los seres
humanos, destinada al dominio del mundo externo, en el que se incluía a los
otros seres humanos. Por tal razón, la riqueza, la reputación, la amistad y
hasta la buena suerte, eran consideradas como parte de esas facultades, de esas
capacidades individuales de las que disponían a los seres humanos para la acción.
Arturo
escobar
Este autor considera que nos debatimos en prácticas
discursivas “entendidas como un sistema de
relaciones que permite la creación de objetos, conceptos, teorías, y
estrategias que pretenden determinar la manera de comprender una realidad- han
determinado las reglas de juego que otorgan la autoridad de quien habla desde
el punto de vista moral y profesional.” (Pág. 158); considera importante señalar que los cambios de
hoy en día no se centran en borrar los
avances que hemos
logrado como humanidad, sino concebirlos como “aprendizajes
irremplazables como la abolición de la esclavitud y la agencia de movimientos
minoritarios como el feminismo, con su consecuente reivindicación de los
derechos humanos. Por tanto, aunque no se trata de renunciar a dichas luchas,
señala que no existe modernidad sin colonización.” (Pág. 161).
Considera importante igual que Munera la re-concepectualización
de categorías de análisis para el estudio de los problemas sociales resalta la
importancia del lugar “como la experiencia de una localidad específica con algún
grado de enraizamiento, linderos y conexiones con la vida diaria, formula
identidades en devenir; desde su visión cultural y política, parte del
reconocimiento de las múltiples formas de organizaciones humanas, en las cuales
la vida política se entremezcla con el mundo de la naturaleza y el mundo religioso.”
(Pág. 161).
Partiendo de este
panorama considera que el poder del movimiento social adquiere un nuevo sentido
donde la identidad cultural juega un papel relevante “comprende que la
identidad colectiva retoma lazos grupales primordiales articulados y anclados
más o menos en una cultura compartida y autocontenida.” (Pág. 164); considera que las prácticas de vida en el entorno permiten
que dichas identidades movilicen políticas culturales, construyendo imaginarios
colectivos alrededor de la nación, la etnia, las grupalidades, etc.
....VIDA A NUESTRAS REFLEXIONES....
....Y QUIENES SOMOS........
¿Y ES ASÍ COMO LO QUEREMOS?
"SE TRATA DE BUSCAR ACCIONES RESPONSABLES POR EL TERRITORIO QUE OCUPAMOS Y DE ESTA MANERA CONSTRUIR CAMINOS MAS AMIGABLES NO SÓLO POR NUESTRA NATURALEZA, SINO POR LA PRESERVACIÓN DE NUESTRAS RAÍCES CULTURALES"
VIDEOS PA PENSARRRRR….
ENLACE DE ARTICULO DE INTERÉS...
REFLEXIONANDO ANDO....
¿Si la explotación de recursos naturales no toma en cuenta la importancia de las comunidades humanas que habitan los territorios, que pasara con nuestra cultura?
¿Que caminos son necesarios para construir una política ambiental justa y equitativa?
¿Cual es el papel de los jóvenes a partir de las serias problemáticas sociales y ambientales que acontecen en nuestro país?
RESPUESTAS AL COMPONENTE DOS
PREPARACIÓN
1. B
2. B
3. D
4. B
5. B
6. D
7. D
8. A
9. B
10.C
EVALUACIÓN
1. C
2. D
3. A
4. B
5. C
6. B
7. C
8. B
9. C
10. C
COMPONENTE 1: EL ESPACIO, TERRITORIO AMBIENTE Y POBLACIÓN
¿Y COMO NOS PENSAMOS EL ESPACIO GEOGRÁFICO?
Hoy les presentaré a un teórico desde la geografía Humana su
nombre es Gustavo Montañez, el señor acá presente es doctor en Geografía de la
University of Florida, su formación es ingeniero geógrafo de la Universidad
Tadeo Lozano, es decir hecho en Bogotá. El profe que les voy a presentar es un
duro en pensamiento geográfico y es docente reconocido de la Universidad
Nacional de Colombia, su teoría es un viaje total pues nos muestra como los
elementos físicos que constituyen el espacio geográfico interactúan entre si
por medio de diferentes relaciones que construimos sobre el espacio y que
intervienen sobre nuestra cultura, es importante resaltar que dicha
interpretación platea una relación diferente entre hombre-naturaleza cuestión
que se hace pertinente señalar para los serios conflictos ambientales que
acontecen actualmente en nuestro territorio. Es necesario entonces dada
la reflexión pensarnos sobre la historia de la humanidad y la transformación
del espacio geográfico como categorías que están íntimamente relacionadas. Así
lo manifiesta profe Gustavo en su reflexiones.
En la medida en que los humanos han ido comprobando la finitud del
planeta en que viven y que casi todos los rincones donde habitan están ya interconectados
por las comunicaciones y los mercados, parecen inquietarse más que nunca antes
por el presente y el futuro de sus espacios y territorios. Desde comienzos del
último cuarto del siglo XX ha crecido en el mundo un interés renovado alrededor
de este tema por parte de muchos pensadores de la sociedad, de la cultura y de
la naturaleza.
Este renacimiento de la metáfora espacial sucede al mismo tiempo
en que todo el planeta es escenario de la intensificación de ciertos fenómenos ambientales,
económicos, culturales y sociales, cuya interconexión es cada vez más estrecha.
Todos estos procesos complejos provocan tendencias a veces contradictorias, dependiendo
de sus escalas de acción espacial y de la naturaleza de las relaciones entre
ellas. En general, las lógicas y los efectos de la acción no ocurren sin solución
de continuidad en los distintos ámbitos, trátese de un lugar, una localidad,
una región subnacional, un país, una región supranacional o el mundo entero.
El estudio del espacio y el territorio exige un esfuerzo
importante por identificar y precisar una mínima base teórica y conceptual, sin
la cual es grande el riesgo de perderse en la infinita trama de diversidad y
complejidad de este campo de estudio. Las consideraciones que aquí se hacen
están basadas en una selección y formulación de algunos elementos teóricos
fundamentales para la reflexión.
¿Y QUÉ ES EL ESPACIO GEOGRÁFICO?
Sack (1997) recuerda que los humanos son seres geográficos. Quiere esto decir que los humanos transforman la Tierra para convertirla en su casa, pero al hacerlo se transforman ellos mismos no sólo mediante la propia acción que implica esa transformación, sino también por los efectos que esa Tierra transformada ocasiona sobre la especie y la sociedad humanas.
Así, nuestra naturaleza geográfica
nos mueve a darle forma espacial al mundo y ese mundo moldeado nos transforma
de muchas maneras, sin que a menudo seamos conscientes de ello. Por ello, desde
el punto de vista geográfico, la historia de la humanidad se interpreta como la historia de la apropiación y
transformación de la Tierra, en especial
de su biosfera, a través de la acción de las sociedades humanas. Y, por
otro lado, se entiende también como la historia de la transformación de los
humanos debida a los efectos de la apropiación y transformación del espacio y
la biosfera terrestre.
El espacio geográfico, en
apariencia sólo sensible y hasta banal, contiene gran complejidad tanto por
tener un contenido relacional, complejo, funcional e histórico como por ser un
medio holístico muy particular que expresa la extraordinaria dinámica e
interacción social, económica y cultural de los pueblos. Estos pueblos,
localizados siempre en porciones particulares de la superficie de la tierra y
haciendo uso de sus formas de organización social y política, se han valido de
los elementos y atributos físicos y ambientales de su entorno, y de los
recursos de otros pueblos, además de las interacciones culturales con ellos,
para andar determinados procesos históricos y geográficos que, a su vez,
impulsan la creación de nuevas condiciones de posibilidad espacial y
territorial para esas mismas sociedades. Este proceso continuo de la humanidad
en la faz de la Tierra ha estado mediado a través de la historia por los
progresos técnicos y, por la evolución de las lógicas de las formas de
organización social y productiva.
Dado que la cotidianidad de los
humanos ocurre en el espacio geográfico, éstos se forman una primera noción de
ese espacio a partir de las espacialidades vividas. No es común trascender dada
una teorización o conceptualización de esas espacialidades. Por ello, desde el
punto de vista pedagógico, una transición de la noción al concepto de espacio
geográfico sólo se logra mediante un proceso de construcción conceptual que
requiere un trabajo sistemático a lo largo de la educación básica, media y
superior.
La noción de espacio geográfico
que aquí proponemos dista de la concepción que la tradición educativa en
nuestro medio le ha otorgado no sólo en la educación básica y media del país,
sino incluso en la educación superior. Predomina en esa tradición un atisbo
apenas dirigido a la naturaleza física de la superficie terrestre, con una
mirada casi muerta tanto del espacio como de las espacialidades. Contrario a
esa tradición, el espacio geográfico se concibe hoy como una categoría social e
histórica que abarca los procesos y los resultados de la acumulación histórica
de la producción, incorporación, integración y apropiación social de
estructuras y relaciones espaciales en la biosfera terrestre.
¿Y QUE ES EL TERRITORIO?
Hasta aquí hemos evadido de manera
deliberada una alusión directa o enfática de las dimensiones poUtica y afectiva
del espacio geográfico, cuestión absolutamente inevitable cuando hablamos de
territorio. La palabra territorio se deriva de las raíces latinas térra y
torium, que conjuntamente significan la tierra que pertenece a alguien (Lobato
Correa, 1997). El territorio es, por tanto, un concepto relacional que insinúa
un conjunto de vínculos de dominio, de poder, de pertenencia o de apropiación
entre una porción o la totalidad de espacio geográfico y un determinado sujeto
individual o colectivo.
De ahí que cuando designamos un
territorio siempre estamos asumiendo, aun de manera implícita, la existencia de
un espacio geográfico y de un sujeto que ejerce sobre él cierto dominio, una
relación de poder, una calidad de poseedor o una facultad de apropiación. La
relación de pertenencia o apropiación no se refiere sólo a vínculos de
propiedad sino también a aquellos lazos subjetivos de identidad y afecto
existentes entre el sujeto y su territorio.
Ese sujeto individual o colectivo
contiene generalmente una porción de poder suficiente para incidir en la
transformación de ese territorio. El territorio es, pues, el espacio geográfico
revestido de las dimensiones política, identitaria y afectiva, o de todas
ellas. La historia de la humanidad está llena de luchas y transformaciones territoriales.
Ha pasado por diferentes fases según la preeminencia de determinados sujetos
territoriales: desde el predominio de los territorios de las comunidades
primitivas, seguido por los territorios de los imperios de la antigüedad, los
territorios de los pueblos bárbaros, los territorios de los señores feudales y
de la nobleza de la edad media, los territorios de los imperios prehispánicos y
los territorios coloniales, hasta el surgimiento de los territorios de los
Estados-Nación a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, y los
territorios contemporáneos de las grandes empresas transnacionales del período
de la globalización.
Con respecto al territorio de los
Estados-Nación, no se debe olvidar que éste es uno de los elementos básicos de
la nacionalidad en el mundo occidental. Mientras que fuera de Occidente,
principalmente en Europa Oriental y Asia se desarrollo un modelo de nación
distinto, basado en una concepción étnica y genealógica de la nación,
destacando la comunidad de nacimiento y la cultura nativa, donde una nación es
ante todo una comunidad de linaje común, en Occidente, según Smith (1997), los
componentes del modelo estándar de la identidad nacional son un territorio histórico,
una comunidad politíco-legal, la igualdad político-legal de sus integrantes, y
una ideología y cultura cívica colectivas. En el mismo sentido, otros autores,
refiriéndose a estos mismos componentes de la identidad nacional, coinciden en
describirlos así: un territorio histórico, unos recuerdos históricos y mitos
colectivos, una cultura de masas pública y común para todos, unos derechos y
deberes legales e iguales para todos los miembros, y una economía unificada que
permita la movilidad territorial de sus miembros.
PARA REFLEXIONAR...
¿Es nuestro barrio un territorio, porque?
¿Como relacionamos los aportes del profe Gustavo a nuestras vivencias cotidianas en nuestro barrio?
¿Si fueras un investigador social y tuvieras que hacer una caracterización del territorio (barrio) que tendrías en cuenta a la hora de mostrar resultados?
VÍDEOS PERTINENTES.....
RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS DEL COMPONENTE Nº 1
PREPARACIÓN
1. C
2. A
3. D
4. C
5. B
6. B
7. D
8. D
9. C
10. D
EVALUACIÓN
1. D
2. B
3. A
4. D
5. C
6. D
7. B
8. A
9. A
10. C
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